Iso 37.001: EL MARCO DEL NUEVO ADN ÉTICO DE LAS COMPAÑÍAS
Pasar de la norma a la acción y concientizar a todos los miembros de la organización, son los desafíos para evitar el fraude.
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En octubre del año pasado la International Organization for Standardization (ISO), estableció una nueva norma internacional, la ISO 37.001. En ella, se reúnen prácticas internacionales contra la corrupción y a la protección de la reputación corporativa, siendo un marco de referencia para las empresas.
Jorge Vio, líder de Prevención de Investigación de Fraudes (FIDS) de la consultora EY, advierte que si bien en Chile aún no existe un registro de cuántas empresas han adoptado la norma, es crucial avanzar en prácticas anti corrupción y medirse con estándares globales.
El experto precisa que compañías chilenas de todo tipo han adoptado medidas en esta área desde que en 2009 se decretó la Ley 20.393 sobre responsabilidad penal de las personas jurídicas. No obstante, aún existen desafíos: falta que estas normas dejen de estar sólo en el papel y se concreten e influyan en el proceso de toma de decisiones, además de que permeen a toda la organización.
“Está pendiente que cualquier programa esté relacionado con la cultura de la empresa. No basta con que el gobierno corporativo lo sugiera. Debe aplicarse, concientizarce, publicitarse y capacitarse para que todos suscriban a él y entiendan cuál es el estándar ético de la firma”, argumenta Vio.
En ese sentido recalca que lo que se busca con la adopción de normas preventivas “es cambiar el ADN ético de la compañía”.
Una acción clave, si se tiene en cuenta -afirma Vio- que la coyuntura económica actual puede aumentar los riesgos, tal como lo explica “El Triángulo del Fraude”, que establece tres factores determinantes para la ocurrencia de un ilícito.
El primer factor es la oportunidad, es decir, la ocasión que se tenga para cometer un fraude, un segundo elemento es la racionalización ya que las personas luego de realizar un acto de fraude, tienden a normalizar o justificar la conducta debido a la estrechez económica. Y un tercer factor, es la presión por cumplir metas altas en un entorno económico deprimido.
“Cuando confluye la oportunidad, presión por resultados y factores de racionalización, tienes la tormenta perfecta que gatilla un fraude”, explica el experto.
Más aún, de acuerdo a la segunda Encuesta Global de Fraude, elaborada por EY en abril de 2016, el 34% de las empresas encuestadas indica que justifica ofrecer regalos o pagos en efectivo o modificar la situación financiera de la firma para ganar o retener negocios.
No obstante, Vio recomienda establecer estrategias específicas para cada entidad.
“Debe ser un mecanismo a la medida, no a todos les queda bien el mismo traje, por lo tanto no basta con conseguirse una matriz de riesgo de otra empresa, copiar y pegar y aplicarla”, ejemplifica.
Los efectos del fraude
El experto explica que es difícil detectar un delito, y el tiempo estimado promedio que tarda en salir a la luz es de un año ocho meses, lo que determina que los efectos económicos puedan ser graves.
Según el Estudio sobre Fraude de la Asociación de Examinadores Certificados de Fraude ACFE “Reporte a las Naciones 2016” muestran que una organización típica pierde 5% de sus ingresos anuales por fraude.
Vio indica que a nivel nacional, -y considerando el PIB actual-, se podrían estimar pérdidas por unos US$ 17.400 millones al año, esto sin olvidar los daños graves a la reputación de las marcas en una sociedad con mayor opinión. 
5%
de los ingresos anuales pierde una organización, se estima, por fraude.
1AÑO
8MESES
es el promedio que tarda una empresa en detectar un fraude.
Iso 37.001:
EL MARCO DEL
NUEVO ADN ÉTICO
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